Las actividades lúdicas permiten a los niños, niñas y
adolescentes conocer acerca de relaciones humanas desde temprana edad, a través
de ellos, los niños pueden representar o asumir la función de otro personaje, o
darle características diferentes a algún tipo de objeto, para un niño, una
simple caja puede convertirse, desde su imaginación, en un vehículo con todos
sus detalles, es desde esa perspectiva, que las actividades lúdicas se
convierten en una herramienta de especial importancia para trabajar contenidos
programados dentro del aula de clases, o reforzar cualquier otro tema que ocupe
al docente, como por ejemplo, el manejo de la disciplina dentro de los
parámetros del manual de convivencia escolar.
Es
importante resaltar, lo que expresa Bandura (1999) en su Teoría del Aprendizaje
Social cuando es relacionado con la disciplina:
Los humanos adquieren destrezas y conductas de modo operante e instrumental y que entre la observación y la imitación intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a decidir si lo observado se imita o no. En los niños, la observación se da través de modelos que pueden ser los padres, educadores y hasta un héroe de la televisión. (p. 145).
De lo expresado por Bandura, se puede inferir que los
niños tienen su propia forma de modelar comportamientos, si bien es sabido, los
niños cuando llegan a la escuela vienen con una formación primaria inculcada en
su propio hogar, y en el ámbito escolar van transmitiendo los valores y
principios adquiridos en su primera educación familiar, si esta educación
familiar primaria no viene reforzada con criterios de convivencia, es difícil
que no se presenten en la aulas algunos episodios de indisciplina, desde
gritos, hasta golpes, estos últimos pueden ser desde una palmada, hasta un
golpe fuerte y certero que puede provocar hasta pérdida del conocimiento. Si se
presenta en el aula algún alumno que no practique la tolerancia, el respeto
mutuo, que no posea como parte de su
formación la búsqueda del diálogo para dirimir conflictos, sino por el
contrario, los resuelvan utilizando gritos e insultos, malas palabras y
maltratos, el docente puede verse afectado, a veces hasta rebasado en su rol
para imponer orden y disciplina en la misma.
Asimismo,
La Fundación Universitaria Juan de Castellanos, P. en palabras de Oswaldo
Martínez Mendoza, PH.D. Indica:
La lúdica como parte fundamental del desarrollo armónico humano, no es una ciencia, ni una disciplina ni mucho menos una nueva moda. La lúdica es más bien una actitud, una predisposición del ser frente a la vida, frente a la cotidianidad. Es una forma de estar en la vida, y de relacionarse con ella en esos espacios cotidianos en que se produce disfrute, goce, acompañado de la distensión que producen actividades simbólicas e imaginarias como el juego, la chanza, el sentido del humor, el arte y otra serie de actividades, que se producen cuando interactuamos sin más recompensa que la gratitud que producen dichos eventos. (p. s/n).
Partiendo de estas premisas, es posible pensar que las
actividades lúdicas tienen un efecto fundamental para lograr cambios de
conducta en los niños, haciéndoles crecer con valores de respeto y convivencia
que permitan mantener una sana disciplina escolar.
De tal manera, que dado el caso que no exista buenas
relaciones entre pares y entre alumnos y docentes, se hace necesario aplicar
algún tipo de correctivo o estrategia que permita que la escuela pueda
convertirse en un verdadero recinto donde la paz, la tolerancia, el respeto, la
armonía de la sana convivencia escolar, la práctica de la negociación y
acuerdos se convierta en una norma y no en una excepción de la misma.
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