Manejo del estrés del docente durante el ejercicio de su función

Todos de alguna u otra manera tenemos algún grado de estrés. Existe un estrés bueno y uno no tan recomendable, el primero es el que nos empuja a realizar alguna actividad, el que nos mantiene despiertos cuando estamos haciendo algo que nos interesa, nos gusta, nos apasiona. El jugador de basquetbol que quiere encestar tiene ese estrés que no lo dejará estar quieto hasta lograrlo. Por lo que se puede decir que el estrés no siempre tiene consecuencias negativas, cuando se sabe manejar y con una planificación bien orquestada, es una excelente oportunidad para demostrar nuestros recursos personales y fortalecer nuestra autoestima, incrementando de esta manera las posibilidades de éxitos en el futuro.

Sin embargo, existe otro, muy dañino, es el que nos sobrepasa, el que a veces nos paraliza, nos enferma. Ese debemos aprender a manejarlo y si es posible minimizarlo lo más posible.

El estrés puede considerarse como un proceso que comienza cuando una persona percibe una situación como una amenaza o que puede desbordar los recursos con los que cuenta para abordarla.

Generalmente el estrés comienza por un cambio que requiere un sobreesfuerzo adicional, lo que implica que el bienestar personal se ve en juego. De allí que es muy importante mantener un orden n las tareas para que estas no se acumulen, en caso de un imprevisto o hecho fortuito, se tendrá suficiente rango de acción para manejar los cambios que surjan.

Factores desencadenantes del Estrés negativo o Distrés.

Es bien sabido que no todos reaccionamos de la misma manera ante los hechos, lo que para uno puede ser estresante, para otro puede significar un reto personal que impulsa mejorar su desempeño.
De ahí que existan varios factores que pueden desencadenar el distrés:

1. La forma de evaluar el suceso y/o las capacidades para hacerle frente.

2. La manera de hacer frente a las dificultades.

3. Características personales, como por ejemplo el estilo de reacción a la circunstancias, la tensión, el nerviosismo o la emotividad.

4. Apoyo social o cantidad y calidad de personas con la que cuenta cada individuo para apoyarse.

5. Cantidad y frecuencia de eventos estresores.

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